Esta nueva actualización se referirá a un bloque temático sobre el papel de los distintos tipos de grasa en la salud humana, con algunos ejemplos de estudios científicos de actualidad que nos ayudarán a comprender la situación. Para abrir este ciclo, nada mejor que comenzar con la grasa monoinsaturada (en adelante AGM, de ácidos grasos monoinsaturados). Así a primeras quizás no sepáis a que me refiero, pero si os digo “aceite de oliva” seguro que os suena. Este tipo de grasa abunda en este aceite, pero también lo podemos encontrar en el aguacate o en frutos secos, por ejemplo. La grasa monoinsaturada se llama así debido a que su esqueleto químico repleto de carbonos sufre una traslocación que le hace perder su linealidad (proceso comúnmente llamado “insaturación”). Sólo posee un cambio de este tipo en toda su estructura. La ventaja que ofrece este tipo de grasa es su potencial regulación del colesterol mediante la reducción del colesterol LDL (comúnmente conocido como “colesterol malo”). Pero tiene otro tipo de efectos beneficiosos, también a nivel hormonal y hoy escribo estas líneas para poneros unos ejemplos de actualidad.
En base a la reducción del colesterol, un estudio clínico en humanos de Vafeiadou & co. (2015) probó que inclinando la balanza de los tipos de grasa a favor de los ácidos grasos monoinsaturados provocaba una disminución significativa del colesterol total en ayunas, del colesterol LDL, de la presión sanguínea sistólica y una reducción en la relación entre el colesterol total y el colesterol HDL sanguíneo (colesterol “bueno”), lo cual implicaba una reducción en los índices de mortalidad cardiovascular del 17-20% de media en los asistentes al estudio que siguieron una dieta rica en AGM respecto a los que hicieron lo propio con una dieta rica en ácidos grasos saturados.
Por otro lado, respecto al metabolismo hormonal, se sabe que en la obesidad reduce la expresión de adiponectina, una hormona antiinflamatoria y sensible a la acción de la insulina. La obesidad comúnmente trae asociados altos niveles de estrés oxidativo celular y una marcada acción inflamatoria. Para entender cómo nos pueden ayudar los AGM en este caso, tenemos este estudio in vitro (2015) que trató células adiposas con concentraciones de ácido oleico (AGM del aceite de oliva) «nutricionalmente relevantes» (aquí el artículo no es muy específico, por lo que se debería contrastar con las cantidades presentes en el aceite de oliva que ingerimos al día de media). El resultado fue que se evitó en un 42% el descenso en la secreción de dicha hormona al utilizar este tratamiento.
Finalmente y en un estudio más pequeño visto en la revista Nutrición Hospitalaria (2015), se comparó el sutil cambio sobre marcadores como el colesterol (en sus distintas variantes, entre otros) y otras medidas antropométricas (como la circunferencia de la cintura) entre utilizar mantequilla en las comidas y alimentación diaria(rica en ácidos grasos saturados) y utilizar aceite de oliva. Como resultado, se concluyó que la dieta que utilizaba mantequilla aumentaba el riesgo cardiovascular en las personas que la siguieron, mientras que la dieta de aceite de oliva reducía el riesgo de padecer enfermedades coronarias y el llamado síndrome metabólico en el otro grupo.
Estos son sólo algunos estudios que nos podemos encontrar. Por supuesto, algunos son más rigurosos que otros, como por ejemplo el último, que tiene de pega el bajo número de participantes, el corto tiempo de exposición o la escasa fiabilidad de los registros dietéticos (ya que la persona podría mentir acerca de la dieta que siguió). Si tuviese que dar un consejo, sería ir con cautela. Debido a sus beneficios podríamos considerar inclinar la balanza de las grasas en favor a los AGM, pero esto no significa que podamos tener barra libre de aceite de oliva. No debemos olvidar que es un lípido y conlleva un alto valor calórico que puede hacer peligrar el equilibrio de la dieta diaria. Y por supuesto, debemos tener en cuenta la opinión de paneles de expertos a la hora de aplicar estos preceptos, como siempre. Pero es un buen comienzo saber que este tipo de grasa puede ser útil ingerida con moderación en el día a día a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares o de carácter metabólico.
«Ol.-Oil—Pomp-Blog» by U.S. Department of Agriculture is licensed under CC BY 2.0