Dentro de mi experienca laboral, he observado que mucha gente consume ya cereales de corte integral, destacando la avena, en su día a día. Determinados tipos de cereal poseen una cantidad destacable de fibra de tipo soluble, llamada así porque a diferencia de la fibra insoluble, tras absorber agua a lo largo del recorrido intestinal ésta es liberada al llegar al intestino grueso, por lo que el cuerpo se deshidrata en menor medida al verse arrastrada menos agua al exterior. Además de eso, la fibra soluble permite una sensación de llenado y saciedad un poco más elevada que con la fibra insoluble al permitir un mayor acoplamiento de moléculas de agua. Este tipo de fibra, además, irrita menos la mucosa intestinal y la mantiene hidratada, motivo por el cual es usada en enfermedades inflamatorias crónicas como la Enfermedad de Crohn.
Un tipo de estes cereales lo constituye la avena, que además se diferencia de otros cereales en su contenido proteico. Un ejemplo práctico de esto serían los 16.9g de proteína por cada 100g de salvado que se encuentran en la aventa por los 11.7g/ 100g de salvado en el caso del trigo según la base de datos de consulta de composición de alimentos BEDCA.
Los β-glucanos constituyen un tipo de fibra tanto soluble como insoluble de particular interés y presentes en mayor medida en la avena, aunque también en otros cereales. Están de actualidad en un gran número de investigaciones y entre sus efectos como fibra soluble se añade un efecto inmunoestimulador de cara a combatir infecciones virales y bacterianas. Como muestra, presento este estudio de 2015 llevado a cabo en ratones a los que se les administraron distintos preparados de β-glucanos. En este caso, los ratones aumentaron, de mayor manera en grupos que recibieron β-glucanos solubles, su producción de inteferón (IFN) gamma, molécula que interviene en la respuesta inmunitaria. Por supuesto todavía no se puede extrapolar este efecto a la avena u otro alimento (el contenido alimentario podría ser menor), pero sienta un precedente para tener en cuenta a este alimento.
¿Mi consejo? Incluír cereales integrales (avena, centeno, cebada, trigo…) en forma de salvado o germen en nuestros desayunos para asegurarnos de una buena salud intestinal y sobre todo acordarse de beber agua después, puesto que aunque no arrastra todo el agua consigo algo siempre se lleva y conviene estar bien hidratados para afrontar con garantías un nuevo día.
«Avena Sativa» by Matt Lavin is licensed under CC BY-SA 2.0